viernes, 13 de diciembre de 2013

Lealtad


Su conciencia no podría soportarlo. Aquella proposición era indecente. Salvar su puesto de trabajo a cambio de echar a otro compañero. Ya estaba despedido, pero había una última propuesta de la empresa que dejaba la decisión en sus manos. 

Tuvo que reflexionar; llegaba a la peligrosa mediana edad, carecía de estudios y tenía que mantener a su familia. En cuanto al trabajo, era simple, mal pagado, pero todos se conocían y respetaban. 

El último día, cuando llegó la hora de responder a aquel despropósito, recogió sus cosas. Se marchó sin hacer ruido. Nadie conoció nunca el valor de este acto.

F.B.B.