domingo, 29 de diciembre de 2013

LA HERENCIA EN PARTES IGUALES

León Tolstoi

Un mercader tenía dos hijos. El mayor era el favorito del padre, que le quería dejar toda su fortuna. La madre, apenada por el hijo menor, pidió a su marido que no informara a sus hijos antes de tiempo del diferente trato que recibirían: quería compensar de algún modo al hijo menor. El mercader escuchó su ruego y no habló de su decisión.

Un día la madre estaba junto a la ventana y lloraba; un peregrino se acercó y le preguntó por qué lloraba.


Ella dijo:
-¿Cómo no voy a llorar? Mis hijos son iguales para mí, pero su padre quiere dejarle todo a uno y nada al otro. Le he pedido que no anuncie su decisión a los hijos hasta que se me ocurra algún modo de ayudar al menor. Pero no tengo dinero propio y no sé cómo mitigar mi dolor.


El peregrino dijo:
- Es fácil poner remedio a tu pena; comunica a tus hijos que el mayor se quedará con toda la fortuna y el menor con nada; y verá que un día no habrá diferencia entre ellos.


El hijo menor, cuando se enteró de que no tendría nada, se fue a tierras extrañas y se entregó al estudio de diversos oficios y ciencias; el mayor, por su parte, siguió viviendo con su padre y no aprendió nada, porque sabía que era rico.


Cuando el padre murió, el mayor no era capaz de hacer nada y disipó toda su fortuna, mientras que el menor, que había aprendido a vivir en tierras extrañas, se hizo rico.

 León Tolstoi


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