miércoles, 18 de diciembre de 2013

El encuentro


A las cuatro y media de un día de niebla en invierno. Voy en mi coche, debo llegar a tiempo a la parada del bus de la empresa. Apresurado, conduzco rápido por las calles de mi barrio. Tras doblar una esquina, en una rotonda, aparece un bulto marrón en medio de la vía. Sin ponerme nervioso, freno con tiempo, mientras pienso si lo esquivo o lo paso por encima. Cuando ya estoy casi encima de él, al bulto le salen dos largas orejas y unas grandes patas traseras. Tras unas décimas de segundo... se mueve, y de un salto se va. Es una liebre vecina de mi zona que me da los buenos días. Hoy va a ser un día de suerte.

F.B.B.