Papá, ¿tú no tienes frío? -No. Su padre nunca reconocía el frío.
Cuando llegaron, comenzó el acto y todos
aplaudieron emocionados. En el centro del campo, un hombre se había levantado
de su silla de ruedas y haciendo un gran esfuerzo había golpeado un balón. Su
padre, llorando, le dijo: "Hijo mío, por jugadores como él somos de este
equipo".