jueves, 6 de enero de 2022

Mi experiencia con el Covid VII (último)

 

Día 8. 5-1-2022. Final.

Hoy me he levantado bastante bien. Creo que los problemas de garganta y cabeza van a seguir, aunque a menor nivel. Estoy acostumbrado, casi siempre los tengo.

Este último día paso de enfermo a cuidador. Mi mujer tiene síntomas y decidimos que pase en su cuarto gran parte del tiempo. Yo estoy en el resto del piso con mi hijo, haciendo tareas, pero con tranquilidad. Aún no estoy recuperado del todo.

Mañana es Reyes, lo celebraremos aquí juntos con los regalos que teníamos disponibles. No queremos que el crío pierda la ilusión y hacemos todo lo posible para mantener el sueño. Videoamada de los Reyes incluida. Las tecnologías facilitan mucho las cosas. El niño se emociona al ver que los Reyes le hablan y que le van a traer algo.

El viernes será mi vuelta al trabajo. Será rara, porque la gente ya sabe que he estado infectado. En broma, por el móvil les he comentado a mis compañeros que me hagan el vacío, que se alejen de mí. Me han contestado que no me preocupe, ya lo iban a hacer. Normal. En realidad, no hay mucho problema, las distancias entre nuestros puestos son grandes, llevamos mascarilla y guantes todo el tiempo.


Lo que pienso de todo esto

En fin, esta ha sido mi experiencia con el Covid. Gracias a la vacuna, y supongo que a mi propia salud, he pasado la enfermedad de forma muy leve, casi sin síntomas. La peor parte fueron los días de aislamiento, que se hacen muy largos, a pesar de estar en mi propia casa con todas las comodidades y encontrarme relativamente bien.

Ahora comprendo mucho más a la gente que está mucho tiempo en una cama de hospital. También me compadezco de los enfermos que pasaron el Covid en pabellones u hospitales donde sólo poseían una cama y nada de intimidad. Tuvo que ser muy duro.

La otra parte negativa es la incertidumbre. Se suma a la enfermedad y no te deja descansar tranquilo. Los fallos del sistema de atención primaria hacen que estés inseguro sobre lo que tienes y además sobre tu situación laboral. Esto tiene que mejorar mucho.

No puede ser que yo estuviera seis días sin hablar con un médico. Días en los que yo estaba enfermo y sin tener la baja, menos mal que coincidieron con días de ERTE, porque hubiera sido una situación peliaguda. Más aún, es grave que al final lograra contactar con el médico porque fuimos en persona al ambulatorio y la administrativa de admisión tuvo a bien concertarme otra cita sin que yo estuviera presente. Una cita independiente del proceso de mi enfermedad, como si la hubiera pedido para cualquier otra cosa de salud.

Y por último, una reflexión, como en la mayor parte de los trabajos, las cosas salen por la voluntad de la gente que trabaja allí, no porque funcione bien la organización. En esto del Covid, las instituciones han pegado varios bandazos a lo largo de los días al ver el exponencial aumento de los casos. Sin embargo, la atención de las personas del ambulatorio ha sido aceptable, más bien buena.

Dentro del caos y la presión que tenían, incluso de los mismos pacientes, las personas que nos hemos encontrado nos han atendido de manera amable, paciente y diligente. También los médicos que nos han llamado finalmente han explicado todo muy claramente. Si fuera de otra forma, el caos hubiera sido total. Gracias a ellos las cosas han salido medio bien.

Espero no volver a recaer, aunque todo es posible. Este virus ha demostrado ser muy traicionero. Si lo hago, maldeciré mi mala suerte y tendré que volver a confiar en nuestro sistema público de salud. Para entonces, deseo que se haya aprendido de la experiencia, que la gestión de la pandemia sea adecuada en medios y recursos, que los tratamientos y vacunas sean eficaces, y sobre todo que el éxito sanitario no dependa tanto como ahora de la buena voluntad de sanitarios y pacientes para solucionar los problemas.

Gracias por leer este blog.

miércoles, 5 de enero de 2022

Mi experiencia con el Covid VI

 


Día 7. 4-1-2022. Día D.


Hoy hay que madrugar. Se supone que los médicos nos llamarán a primera hora, que imaginamos que será sobre las ocho de la mañana. A ver cuanto tardan y lo que dicen.

Primero llaman a mi mujer, le dan la baja para una semana, a falta de realizar la prueba de antígenos al final de la mañana. También le harán la prueba a nuestro hijo. Recibe las instrucciones médicas y sobre la cuarentena que necesita. Bien.

Luego me llaman a mí. La médico me comenta que mañana es el último día de aislamiento. El del contagio no debe contar. Me tramita el alta y baja de un día para mañana. Le digo que sigo teniendo síntomas, pero leves. Me dice que si tengo algún problema mayor, vuelva a llamar y gestionaría una recaída. La verdad es que me he tranquilizado bastante.

Aprovechamos la mañana para comunicar por teléfono las bajas en nuestras empresas, aunque parece ser que los partes se tramitan electrónicamente y no tenemos que presentarlo en persona.

El crío ha salido positivo, asintomático. Mejor así, de ser negativo, tenía que estar una semana más en casa que el que tuviera la última alta.

Al final, mi mujer también sale positivo. Ella sí tiene síntomas, con momentos de fiebre, malestar y cansancio. Lo está pasando como un catarro fuerte.

Dada la situación, establecemos nuestras propias medidas. Después de usar la mascarilla un rato, al final decidimos relajar un poco su uso y al final nos la quitamos, todos estamos infectados. Intentamos comer lo más alejados posible, pero en la misma mesa. No hacemos aislamiento rígido, aunque nos mantenemos alejados entre nosotros lo máximo posible. Dormiremos cada uno en un cuarto.

Encargamos la compra por internet, que llega al final de la tarde. Acabamos el dia sin mayores complicaciones. Menos mal.

martes, 4 de enero de 2022

Mi experiencia con en Covid V

 


Día 6, 3-1-2022. Nervios.



Me despierto algo mareado. He oído por ahí que es uno de los síntomas que pueden ocurrir. Supongo que se deberá también a la pérdida de líquidos de la diarrea que tuve ayer.

Hoy he vuelto a la estrategia de llamadas. Cada cuarto de hora llamo al centro de salud, con ningún resultado. Sólo musiquita o tono de comunicar. Ya van seis días sin hablar con el médico. Estamos totalmente vendidos y desamparados, no puedes hacer nada más. Desesperante.

Además, hoy mi mujer dice que se encuentra también mal. Con dolor de cabeza y malestar. Al final, lo habrá cogido. No lo sabemos, porque a mi mujer y mi hijo nadie les ha hecho una prueba. Esto es un problemón, porque ella hoy debe trabajar por la tarde. Si no puede contactar con el médico, no sabrá si tiene derecho a la baja o no. Empezamos a llamar al médico con los dos móviles, a ver si tenemos suerte.

Al final, mi mujer decide ir al ambulatorio. Después de dos horas de cola, todos mezclados, la persona de admisiones le da cita telefónica para el médico mañana. No le hacen ninguna prueba de nada, a pesar de tener síntomas. No tiene la baja y no puede ir a trabajar en esas condiciones, tendrá que comunicarlo a la empresa. Ya se apañarán luego como sea. Es decir con cuatro posibilidades; baja médica, sanción, días a devolver o vacaciones gastadas. El sistema falla. Hasta conseguir la baja, estás en una situación vulnerable que no depende de ti.

Además, pregunta por mi situación y gracias a la amabilidad de la administrativa, consigue que yo también tenga cita telefónica para mañana a primera hora. Constata que no tengo la baja médica gestionada. Que mal todo.

Finaliza la mañana sin que el médico llame. Ya no lo hará en todo el día. Por lo menos sabemos algo más, pero ha sido necesario ir al ambulatorio en persona.

Hoy he tenido que salir del cuarto, para cuidar al crío cuando se ha ido mi mujer al ambulatorio. Nuestra intención es mantener la cuarentena hasta mañana, vuelvo al encarcelamiento después de comer. La verdad, es que aunque he salido con mascarilla y procurando no tocar nada, he agradecido escapar de la habitación por un rato.

Me sumerjo nuevamente en la rutina confinada. Intento gestionar mis emociones, que van desde el cabreo hasta la preocupación por el estado de salud de mi mujer.

Dura poco. A media tarde, viendo que a ella le ha subido la fiebre, decido romper mi aislamiento. Me pongo mascarilla y guantes, y me ocupo de algunas cosas. Intento involucrar al crío para dejarla sola y que pueda descansar mejor.

La necesidad hace que cenemos en la misma mesa, por primera vez desde hace seis días. Eso sí, aumentando la distancia entre nosotros y con mascarilla. De perdidos al río.

Así pasamos la tarde. A ver si mañana es el día en que se aclara todo.

lunes, 3 de enero de 2022

Mi experiencia con el Covid IV

 



Día 5. 2-1-2022. Domingo.



A las 10 me despierto y comienzo mi ya habitual rutina de aseo, desayuno, revisión de móvil y correos. Los síntomas van remitiendo, me encuentro bien.

El plan para hoy pasa por ver el partido del Zaragoza, que me ocupará gran parte de la tarde. Eso sí, si consigo que el ordenador funcione, entre actualizaciones y fallos, me está dando el día. Si no, tendré que verlo por el móvil, pero lo veré de todas formas.

Chateando con mi mujer, caemos en la cuenta de que no vamos a poder tener los regalos de Reyes de mi hijo con normalidad. Tenemos unos cuantos, pero habrá que encargar algunos a los Reyes Amazon. Pasamos parte de la mañana decidiendo cuáles. Al final, unos libros para que mi hijo lea con facilidad. Mañana nos los entregan, esperemos que sea así.

Al final el Zaragoza ha perdido. Se veía venir. A mí me sirve para distraerme un rato con los comentarios de los zaragocistas en la red. A ver si pasa ya la tarde. Hoy cenaré y dormiré pronto, quiero estar más despejado y con la mente clara al día siguiente.

Y es que mañana va a ser un día de nervios. Esperamos que el médico llame ya, para saber cómo actuar. Mi mujer trabaja por la tarde, así que si no cambia nada, tendré que dejar el aislamiento y salir por el piso para cuidar de mi hijo. Tendremos que estar con mascarilla y yo intentar tocar lo menos posible. Esperemos que no se contagie el crío, sería muy lamentable después de haber hecho un estricto confinamiento durante estos días. Me duermo preocupado.



domingo, 2 de enero de 2022

Mi experiencia con el Covid III

 

Día 4. 1-1-2022. Año Nuevo.


A las diez, me despierta una llamada de mi madre. Después de hablar con ella, caigo en la cuenta de que los síntomas han disminuido mucho. Casi sin dolor de cabeza y ligera molestia en la garganta. El estómago, bien gracias.

Día uno, es festivo, todo está cerrado. No me planteo hacer ni recibir llamadas del médico. Seguiremos con el paracetamol y con la paciencia a tope,

Comienza otro día de encierro. Ducha, almuerzo, reviso el móvil, comida... El ordenador se está actualizando y no me deja hacer nada en toda la mañana. Aprovecho para leer, a ver si acabo el Afgano de Forsyth, tengo ganas de conocer el final.

Caigo en la cuenta de que también es sábado. A ver si la liga inglesa me ofrece algún partido, allí juegan. Así es, veo al Tottenham. Parece buen partido. Mañana sufriré con el Zaragoza.

La tradicional comida de Año Nuevo en casa de mis padres se convierte en una comida especial en mi cuarto. Mi mujer ha hecho sopa y pollo asado, una de las comidas favoritas de mi hijo. Está muy bueno, la comida es de los mejores momentos del día.

Paso el día sin más, entre libros y películas. Esto se empieza a hacer rutinario.


sábado, 1 de enero de 2022

Mi experiencia con el Covid II



Día 3. 31-12-2021. Nochevieja. 



Me costó dormir. La falta de actividad, la saturación de tanta pantalla, tanta cama, o la propia enfermedad han hecho difícil conciliar el sueño. Menos síntomas que estos días anteriores. La cosa hasta el momento va bien. 

Me ducho y me pongo mis galas de Nochevieja, el pijama de Kobra Kai. Además, hoy estrenan temporada. Ya tengo plan para la tarde. La cena será rara. Mi mujer y mi hijo en el salón y yo en mi habitación. Han prometido venir a celebrar las campanadas conmigo a través de la ventana del balcón. Será inolvidable. 

Hoy además de esperar la llamada del doctor, he pensado en pasar a la acción. Llamaré al Centro de Salud. Va a estar imposible, pero aunque sea por probabilidades hay que intentarlo. No podemos seguir así. 

Al final, decido establecer periodos de llamadas. Llamo cada media hora, y dejo activa la llamada durante cinco minutos. Cuando acaba la mañana, no he conseguido dejar de oír la musiquita de espera ni hablar con nadie. Por la tarde, desisto de intentarlo. Es Nochevieja, no tiene sentido. 

Tampoco hoy me ha llamado el médico. Seguimos sin instrucciones de ningún tipo. Viene el fin de semana. Tendrá que ser el lunes cuando hable, imagino. 

Por la noche, celebramos la Nochevieja más extraña que he vivido. Mi mujer ha preparado una sabrosa y rica cena a base de aperitivos, lasaña y macedonia con yogur. Ceno a la vez que mi familia. Estamos en contacto a través de una larga videollamada, pero no es lo mismo. 

Yo veo las campanadas con retraso, el wifi de mi portátil tiene la culpa. Comidas las uvas, cumplen su promesa y hacemos un breve brindis, con champin y mascarilla puesta. Ha tenido que ser en la puerta de la habitación, a estas horas hace frío para hacerlo a través de la ventana del balcón. El 2022 ha llegado. ¡Salud! 

Unos en el comedor y otro en el cuarto, intentamos durante un rato ver los mismos especiales de televisión. Luego me pongo una serie. Alrededor de las dos nos vamos a dormir. Feliz año.